Hoy la globalización está subordinada a la crisis económica. El dominio del capital financiero impone una civilización de la desigualdad, de la explotación de los seres humanos y la naturaleza, que produce efectos devastadores para la vida en toda la Tierra. Las respuestas al actual caos mundial intensifican la explotación social, profundizan la opresión nacional y aumentan las desigualdades. El inmenso poder de las transnacionales y de las corporaciones financieras les permite someter a sus intereses a gobiernos y a organismos supranacionales. Su codicia ilimitada promueve la extensión de la guerra del petróleo y del agua en diversos continentes, a la vez que aplica las terapias fondomonetaristas incluso en Europa y Estados Unidos, con el único fin de financiar las pérdidas del capital financiero. De este modo se estimulan y sacralizan los intercambios ilegales y delictivos en el orbe.
No solo la energía, sino también la alimentación, están en la mira del capital transnacional. La conversión de los alimentos en combustibles, así como la especulación y la introducción de los transgénicos para consolidar el control por parte de unas pocas empresas sobre el comercio agrícola internacional, ocasionan un sostenido y alarmante incremento de los precios de los alimentos, con consecuencias devastadoras para amplios segmentos de la población mundial.
En este contexto de crisis generalizadas, multifacéticas y simultáneas, se ha generado una insurgencia social que se extiende por todos los continentes. Esta rebelión, cada vez más intensiva e interconectada, expresa un conjunto de denominadores comunes. En todos lados se clama por el aseguramiento de la vida de los seres humanos y de la naturaleza, por una democracia real que garantice un régimen político participativo y sin excluidos, y por una economía que ponga fin a la hegemonía cada día más concentrada del capital financiero internacional. La prioridad debe centrarse en el ser humano y la naturaleza.
América Latina asiste a un complejo proceso de descolonización integral, no exento de contradicciones. En Ecuador vivimos una cadena de luchas sociales y movilizaciones masivas. Desde hace más de tres décadas, la protesta se ha manifestado a través de las huelgas generales de los trabajadores, la vigorosa insurgencia de las nacionalidades y pueblos, y una renovada lucha por los derechos humanos y de la Naturaleza que involucran a amplios grupos humanos en el campo y la ciudad.
La formación del actual gobierno es fruto directo del acumulado histórico de estas múltiples batallas del pueblo ecuatoriano. Pero el presidente Rafael Correa, luego de traicionar a las fuerzas sociales populares y al proyecto que lo eligió, en un ejercicio de poder cada vez más personalizado y caudillesco, lejos de cumplir con las expectativas y mandatos populares, apenas alienta una modernización económica y estatal sin reformas estructurales. El Estado continúa al servicio de viejos y renovados intereses oligárquicos, se profundiza la dependencia del capital transnacional especulativo y extractivista y se sepulta el proyecto originario de la “revolución ciudadana”.
El accionar de este gobierno decepciona cada vez a más sectores. A diario se constata su oposición para generar los cambios que nuestra Patria necesita. Preocupa su creciente impronta autoritaria, alejada de los principios democráticos promulgados en la Constitución de Montecristi, en la cual se sintetizaron aspiraciones fundamentales de las luchas emancipadoras del pueblo ecuatoriano.
Frente a la larga sumatoria de contradicciones y traiciones de Correa, expuestas en la contrarrevolución jurídica de la última consulta popular, cuyo propósito principal busca destruir derechos y libertades fundamentales, convocamos a constituir la Coordinadora Plurinacional, para ratificar nuestro compromiso con la defensa de los derechos esenciales individuales, colectivos y de la Naturaleza, y sobre todo para hacer realidad los cambios estructurales que requiere la sociedad ecuatoriana.
Denunciamos a la oligarquía y sus herramientas de poder, a su ligazón al capital transnacional y financiero, como responsables de la tragedia nacional.
Nos comprometemos a continuar la lucha por la emancipación y la soberanía plena de nuestra nación, por un régimen político auténticamente democrático y participativo.
Desde la riqueza de nuestra diversidad entendemos que estamos ante un desafío histórico: construir democráticamente una sociedad democrática, que en base a la equidad forje el Buen Vivir. Esto demanda el ejercicio de la soberanía de la nación en todos los órdenes, el establecimiento real de un Estado plurinacional y la socialización del poder. Para ello son indispensables propuestas programáticas sólidas, así como la participación unitaria del conjunto de la ciudadanía, de movimientos sociales y políticos fortalecidos. Esta tarea exige un esfuerzo coordinado que excluye sectarismos, dogmatismos y nefastos hegemonismos.
Para lograrlo nos comprometemos a luchar por la cristalización de los siguientes 12 puntos programáticos:
1. Por una democracia realmente participativa
La democracia es el ejercicio participativo y soberano del poder por el pueblo. Invitamos a construir un cogobierno de los pueblos, nacionalidades, ciudadanos y ciudadanas, que desconcentre, descentralice y socialice la toma de decisiones políticas en todos los niveles.
2. Por un Estado Plurinacional
Ecuador es una nación de naciones. Es inaplazable asumir la extraordinaria riqueza de la diversidad de nuestra Patria, y reivindicar con equidad los derechos soberanos de todas y cada una de las nacionalidades, en la construcción real de un Estado Plurinacional, libre de toda forma de colonialismo externo e interno.
3. Por una Patria y una sociedad soberanas
El Ecuador es de los ecuatorianos y ecuatorianas. Su territorio continental, marítimo y espacial, incluidos sus derechos en la órbita geoestacionaria, son irreductibles. Su patrimonio natural y sus conocimientos ancestrales pertenecen a la sociedad. Construiremos la soberanía alimentaria dirigida a garantizar la alimentación a todo ciudadano y ciudadana, como el más básico y primer derecho humano y social, para lo cual proponemos una revolución agraria que redistribuya la tierra con equidad, que promueva la agroecología fomentando el cultivo ético de la tierra, que desprivatice el agua garantizando su acceso equitativo a todos y todas.
4. Por la vigencia de los Derechos de la Naturaleza
Proclamamos la plena vigencia y garantía de los Derechos de la Naturaleza con el fin de reproducir y realizar la vida, respetando integralmente su existencia y el mantenimiento y regeneración de sus ciclos vitales, estructura, funciones y procesos evolutivos. Nos proponemos proteger la diversidad genética; el Yasuní es sagrado. Convocamos a trabajar mancomunadamente en revertir la erosión de la tierra y la desertificación y superar el extractivismo.
5. Por la vigencia y ampliación de los derechos ciudadanos
Proclamamos la plena vigencia y garantía de los derechos de los ciudadanos, individuales y colectivos, de los trabajadores y campesinos, de los pueblos y nacionalidades. No a la criminalización del pensamiento, de la libertad de expresión y de la protesta social. En cumplimiento cabal de nuestros deberes y responsabilidades, lucharemos y venceremos por la afirmación y el ejercicio de los derechos constitucionales de organización, reclamo, huelga y resistencia. La libertad es siempre libertad de los que piensan diferente, es derecho inalienable de todos los habitantes del país.
6. Por la multiplicación de la producción y el empleo
Proponemos reconstruir el aparato productivo del país devastado por el neoliberalismo, superando las limitaciones de su sometimiento colonial extractivista. Para lograrlo reivindicamos el ejercicio soberano sobre la economía, la desprimarización de su estructura, el fomento de la innovación científico-tecnológica y la inclusión social, la generación de empleo abundante y de calidad, el imaginar y crear una nueva matriz energética no contaminante, limpia y barata. Nos proponemos superar el déficit habitacional garantizando el derecho a una vivienda digna; vencer el doloroso drama de la emigración masiva, asegurando el derecho de los ecuatorianos y ecuatorianas a vivir en el Ecuador; superar toda forma de discriminación, garantizando el derecho al Buen Vivir para todas y todos.
7. Por la socialización de la salud
Proponemos superar las deficiencias de un sistema basado en la comercialización de la salud curativa con un sistema socializado de medicina integral y preventiva, que revalorice las medicinas ancestrales y alternativas y asuma como obligación primordial del Estado el derecho de la ciudadanía a la salud.
8. Por una revolución educativa y cultural
Proponemos una revolución educativa y cultural que construya una sociedad intercultural, rescate las identidades de nuestras naciones, sus lenguas, conocimientos y saberes; que promueva un diálogo permanente con la evolución mundial del conocimiento y establezca el derecho al arte y la diversidad cultural. Este esfuerzo debe estar en correspondencia con las necesidades objetivas y subjetivas de la transformación de la sociedad, para así garantizar el derecho de todos y todas a la educación en todos los niveles, a la autonomía y cogobierno universitarios, al acceso universal a las telecomunicaciones, a las tecnologías de la información y el conocimiento y a los descubrimientos científicos.
9. Por una efectiva justicia social y seguridad ciudadana
Una justicia interna y externamente independiente que garantice el derecho a una vida ética, a un Estado garantista de derechos y libertades, que reconozca y promueva la justicia ancestral y elimine la impunidad, es hoy más que nunca una tarea pendiente y urgente. La construcción de una sociedad inclusiva, equitativa y justa, capaz de superar el hambre, la marginalidad, el desempleo y la pobreza, y garantizar la seguridad social universal, es la base de la seguridad ciudadana. La ciudadanización de la fuerza pública superará definitivamente su operación como un órgano de represión social, y se transformará en un órgano social de protección de la ciudadanía. Solo así se garantizará que su funcionamiento sirva para la prevención del delito y el desmantelamiento del crimen organizado local y transnacional.
10. Por la unidad latinoamericana y la paz mundial
La unidad de la Patria Grande es el desafío actual de todos los países de América Latina, pendiente desde la independencia y el nacimiento de las repúblicas. El pleno ejercicio de su soberanía, y el posicionamiento de nuestra nación de naciones en el lugar que le corresponde en el mundo, está indisolublemente ligado a la integración más resuelta, a la abolición de las fronteras fratricidas que nos separan, a la formación de una comunidad o federación de repúblicas democráticas latinoamericanas. Promovemos la descolonización y el pleno ejercicio a los derechos a la autodeterminación de todos los pueblos del mundo, la solución pacífica de los conflictos, el mantenimiento de relaciones diplomáticas con todos los países en términos de equidad y reciprocidad; en suma, la paz mundial. Por lo tanto rechazamos todo convenio internacional que lesione la soberanía irreductible de los pueblos del Ecuador, América Latina y el mundo.
11. Por una sociedad ética
Combatiremos la corrupción causante de la descomposición social y la opresión de nuestra sociedad. Es imperativo construir una sociedad ética basada en el poder ciudadano, en el ejercicio pleno del control social y en la independencia de los poderes del Estado.
12. Por la construcción del Buen Vivir
Nuestro objetivo es la construcción democrática del Buen Vivir. Buscamos una vida armónica que destierre la explotación inmisericorde del talento y trabajo humano y de la naturaleza, causas fundamentales de la miseria social, de la discriminación nacional y del deterioro ambiental, así como de la hipoteca de nuestra economía a los intereses transnacionales. La tarea es construir una sociedad sustentada en la convivencia del ser humano en diversidad y armonía con la naturaleza a partir del reconocimiento de la diversidad cultural del país. Esta perspectiva nos convoca a la unidad militante en la lucha por una revolución democrática participativa, a la formación de un Estado Plurinacional.
Estamos convencidos de que el cambio verdadero será obra de los movimientos de los pueblos y nacionalidades, de los trabajadores, artesanos y campesinos, de los pobladores urbanos, de los afroecuatorianos, montubios y mestizos; de hombres, mujeres, ecologistas, humanistas, estudiantes, maestros, profesores universitarios, de la intelectualidad patriótica, de la juventud, de los empresarios comprometidos con la sociedad y la nación, de las organizaciones y partidos políticos democráticos y de izquierda. Juntos constituimos una fuerza revolucionaria invencible. Todos y todas seremos los protagonistas colectivos de la construcción de un gobierno auténticamente democrático y de un nuevo Ecuador, libre y soberano.
Buenas días,
ResponderEliminarPrimera pregunta:la "n" faltante en la palabra defe" "sores es simplemente el resultado de un error o tiene algún otro significado?
Segunda pregunta: al inicio de este articulo usted se refiere al "caos", no entiendo; que quiso decir?