martes, 6 de septiembre de 2011

Crímenes contra la Naturaleza y complicidad del Estado. El caso de una empresa cementera en Ecuador

por: Carlos Zorrilla

El año pasado, la empresa multinacional francesa Lafarge[1], con su planta de procesamiento de cemento en Otavalo, elaboró y vendió aproximadamente 20 millones de sacos de cemento (cerca de un millón de toneladas). Eso le generó millones de dólares ingresos en ventas y, por cierto, cuantiosas utilidades. El costo ambiental para generar dicha riqueza, sin embargo, ha sido -y sigue siendo- inaceptablemente alto, según reportes oficiales y testimonios de los pobladores lugareños. Tema que no interesa en la práctica a dicha empresa. 

Esto contrasta con las declaraciones del gerente general de Lafarge, Charles Law, quien afirma que la seguridad social y ambiental son prioridades para la empresa.[2] Y por supuesto es evidente la poca o ninguna preocupación gubernamental sobre estos problemas.

Los datos de la auditoría ambiental llevada a cabo a fines del 2010 de las operaciones de la mina de caliza de Lafarge ubicada en la Zona de Intag, provincia de Imbabura hablan por sí solos. Explota más de 900.000 toneladas de caliza anualmente.

La auditoría señaló la existencia de varios pasivos ambientales que afectan a la biodiversidad, al agua y al paisaje. Recordemos que la caliza es la principal materia prima para producir cemento. El trasiego de la piedra caliza (botadura de la caliza por la ladera hacia el río El Quinde), la ubicación de su escombrera de estériles, la cual se ubica demasiado cerca a una quebrada, representan un alto riesgo de deslave.

El pasivo ambiental más nocivo es la destrozada ladera que se ha utilizado durante décadas para lanzar las piedras cuesta abajo con la finalidad de ahorrarse dinero. Esto presenta un alto riesgo para la seguridad personal, según la auditoría, pero se sigue realizando. La acción para corregir la situación sugerida por los autores de la auditoría ambiental le costará cerca de 10 millones de dólares a la empresa, y consiste en construir un túnel vertical, o chimenea, para dejar de utilizar la ladera. La construcción de la chimenea debió iniciarse el primer trimestre del 2011.

El tercer pasivo ambiental detectado fue la presencia de maquinaria abandonada al lado del río Quinde, que ha sido, y sigue siendo, una fuente de contaminación. Igualmente se encontró preocupantes niveles de contaminación de fenol río aguas abajo de las operaciones provenientes de combustibles y/o grasas y aceites. El fenol proviene de hidrocarburos y aceites, y es un tóxico muy peligroso para la salud. Además de la gravísima contaminación, los auditores encontraron que la empresa incumple varias leyes al no contar con una bitácora conteniendo la generación de sustancias peligrosas, ni que ha cumplido con la declaratoria anual de sus residuos tóxicos peligrosos.[3]

Aparte de esta preocupante contaminación, la auditoría encontró contaminación del río derivados de la presencia de bloques de caliza, problema agudizado en épocas de lluvia por la escorrentía de este material hacia los ríos y quebradas. La auditoría dispone que la empresa sustraiga los bloques de caliza del río lo antes posible.

El constante tráfico del acarreo del material de la mina en Selva Alegre hacia la planta de producción en Perugachi por las 90 volquetas que la transporta, contamina el aire que respiran los niños de las escuelas de Quinde-Km 12, y los habitantes de la comunidad. La inhalación permanente de polvo, puede producir silicosis y otras enfermedades de las vías respiratorias, de modo especial en la población juvenil.

Los auditores ambientales recomendaron que la empresa reemplace las puertas y ventanas de la escuelita para evitar el ingreso del polvo a la escuela y los impactos a la salud de los estudiantes y docentes que dicha contaminación conlleva. Igualmente debió pavimentar los tramos en frente de la comunidad y escuela. Según los auditores, se debió completar estas acciones hasta junio del 2011.

Una nota curiosa al respecto: la empresa tomó muestras de contaminación del aire en noviembre, época de lluvias cuando sabía que existiría menos posibilidad de detectar contaminación de polvo. La empresa debió hacerlo en agosto, según la auditoría, cuando el polvo sí es un problema.

La auditoría también encontró inadmisible contaminación sonora en la escuela Quinde-Km 12 por el transporte del material a la planta de cemento, por lo que por ese motivo también sugirió cambiar las ventanas de la escuela para disminuir la contaminación, y construir barreras vivas en frente de éstos sitios expuestos a un ruido casi permanente.

La auditoría ambiental también detectó que la Lafarge utiliza libremente el recurso agua para sus operaciones en Intag sin contar con el permiso de la Secretaría Nacional del Agua. Lo que implica irrespeto a las leyes nacionales, y que no ha pagado al Estado ecuatoriano durante más de tres décadas de operaciones por el recurso.

La empresa dice contar con un ambicioso programa de reforestación. La realidad es un poco diferente: Los auditores encontraron el vivero de la empresa abandonado, que no existía lombrices en la cama de lombrices, y que ni siquiera se podía constatar cuantos árboles se habían sembrados, ya que no existía récord de ello.

Uno de los impactos más severo ha sido la devastación de parte del patrimonio arqueológico del país por las operaciones mineras. El arqueólogo encargado de este estudio, por parte del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural, reporta que la destrucción en la mina de Intag ha sido total. Ya no se puede encontrar vestigio arqueológico alguno. En una zona en donde con seguridad debió existir un importante patrimonio arqueológico. En los escombros de la mina de arcilla, ubicada en el sector de Pastaví (cerca de Otavalo), para ratificar lo anterior, el arqueólogo encontró vestigios de lo que se presume fue una cultura pre hispana, pero que debido a la destrucción del sitio, no se puede establecer características culturales del sitio. Recomienda que se respete la ley que protege a la riqueza cultural del país. Citamos de la obra: “Por el caso de la concesión de arcilla de Pastaví, se determinó la presencia de un sitio arqueológico que fue destruido en el proceso de explotación minera…”En resumen, la mina de caliza de Lafarge ha significado: Existencia de pasivos ambientales, deforestación, contaminación de ríos con sustancias peligrosas, afectaciones a la biodiversidad, contaminación del aire, impactos severos paisajísticos, riesgo a la salud personal, destrucción de sitios arqueológicos, riesgos de deslaves, utilización del recurso agua durante décadas sin autorización, etc.

La principal organización que ha denunciado la contaminación e impactos ambientales ha sido la Junta de Propietarios de Perugachi, la cual durante años ha denunciado incansablemente a las autoridades todo tipo de irregularidades, impactos a la salud de propietarios que moran cerca de la planta, e impactos ambientales. La organización de propietarios ha protagonizado varias acciones para hacerse escuchar, incluyendo la toma de instalaciones de la empresa.[4]

Es clave señalar que la irresponsabilidad estatal no termina con Lafarge. Similares impactos e irregularidades se han detectado- y oficialmente comprobados- en la mina de mármol denominada CECAL, ubicada en la comunidad de Barcelona, Parroquia Selva Alegre, donde por décadas se ha extraído mármol de una forma ilegal e irresponsable. Los comuneros de Barcelona han sido los más afectados y los que más le han llamado la atención a las autoridades gubernamentales desde hace más de un año. Paradójicamente, las denuncias han tenido el efecto de que el estado proteja a la ilegal operación minera, en vez de proteger a los derechos violados de los seres humanos de la comunidad, y los derechos de la naturaleza.

Lo quizá increíble de este caso en particular- por lo menos para los novatos al mundo de estafas mineras a gran escala- es que la empresa solo ha pagado, en regalías, verdaderas migajas.  Por ejemplo, en el 2009, basado en la venta de 1,1 millones de toneladas de cemento[5] y utilidades de un poco más de 37 millones de dólares, la empresa solo pagó el equivalente al 0,6% de regalías al Estado, o sea $ 242,315[6]. En ese lapso, utilizó aproximadamente 1,6 millones de toneladas de piedra caliza[7] minada de la zona de Intag, queriendo decir que la empresa y el gobierno valoran la tonelada de caliza en $ 0,15 de dólar. ¡Qué ganga!

Por último, sorprende que la WWF[8] quiera ayudar a Lafarge para lavar su imagen, creando una falsa imagen de empresa social y ambientalmente responsable. Para eso sirve el convenio suscrito por WWF con Lafarge, una empresa que contamina el agua y aire, y destruye la naturaleza, no respeta leyes ni normas nacionales y peor, internacionales, a la vez que afecta la salud de moradores en Intag y Perugachi.
Hasta el momento, sin embargo, no se ha podido obtener copia de la Auditoría Ambiental de la planta de cemento en las afueras de Otavalo, donde se presume se han detectado iguales o peores impactos. La caliza es el principal material utilizado en la elaboración del cemento.

Otras fuentes consultadas:

- Ing. William Clavijo. AUDITORIA AMBIENTAL. PLAN DE ACCIÓN. WCR Consultoría Ambiental. Septiembre 2010.
- Ing. William Clavijo. Plan de Manejo Ambiental Actualizado. Concesión Minera Selva Alegre, Código 122 Fase Exploración de Calizas. Septiembre 2010.
- Fernando Tamayo. Informe Final. PROSPECCIÓN ARQUEOLÓGICA DE LAS CONCESIONES MINERAS PASTAVÍ Y SELVA ALEGRE, PROVINCIA DE IMBABURA. Lafarge Cementos. Instituto Nacional de Patrimonio Cultural. 20/12/2010de ingresos brutos a nivel mundial.
[1] La empresa Lafarge (francesa) adquirió la empresa Selva Alegre en diciembre del 2004. Es la empresa de cementos más grande del mundo. 70% de sus ingresos provienen del exterior. En el 2010 Lafarge generó $21.000.000.000 [2] http://wn.com/LAFARGE_CEMENTOS
[3] Está involucrada en contaminación de mercurio en otra planta de cementos en los EE.UU. http://en.wikipedia.org/wiki/Lafarge
[6]  En el 2009 la empresa produjo 780 mil toneladas métricas de cemento; en 2009, vendió 1,1 millón de toneladas, y para el 2010, 1,6 millones de toneladas métricas. http://www.americaeconomia.com/negocios-industrias/exito-en-concreto-conozca-el-pujante-presente-que-experimentan-las-cementeras-ec
[7] Para la producción de una tonelada de cemento se requiere aproximadamente 1,5 toneladas de piedra caliza. http://www.tecnologiaslimpias.org/html/central/369201/369201_ECA.htm
[8] Lafarge mantiene un convenio con la WWF en cinco áreas: cambio climático, agua, biodiversidad, contaminantes constantes, y construcción sostenible. La WWF es una de las organizaciones conservacionistas más importante del mundo. http://wn.com/LAFARGE_CEMENTOS
- Para mayor información visite nuestra página web: www.decoin.org y
www.lafargeotavalo.com (página en construcción)

Nota sobre el autor:
Carlos Zorrilla.
Activista. Co-fundador de la DECOIN, de la Asociación de Caficultores de Intag y de la Red Nacional de Bosques Privados. Residente de la zona de Intag desde 1978. Autodidacta en impactos de la minería a gran escala.
Coordinación de la serie Los perversos versos de la minería: Carlos Zorrilla, William Sacher, Alberto Acosta.
Responsabilidad de los textos: cada autor o autora.

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