por: Carlos
Zorrilla
El
año pasado, la empresa multinacional
francesa Lafarge[1],
con su planta de procesamiento de
cemento en Otavalo, elaboró y vendió
aproximadamente 20 millones de sacos
de cemento (cerca de un millón de
toneladas). Eso le generó millones
de dólares ingresos en ventas y, por
cierto, cuantiosas utilidades. El
costo ambiental para generar dicha
riqueza, sin embargo, ha sido -y
sigue siendo- inaceptablemente alto,
según reportes oficiales y
testimonios de los pobladores
lugareños. Tema que no interesa en
la práctica a dicha empresa.
Esto
contrasta con las declaraciones del
gerente general de Lafarge, Charles
Law, quien afirma que la seguridad
social y ambiental son prioridades
para la empresa.[2] Y
por supuesto es evidente la poca o
ninguna preocupación gubernamental
sobre estos problemas.
Los
datos de la auditoría ambiental
llevada a cabo a fines del 2010 de
las operaciones de la mina de caliza
de Lafarge ubicada en la Zona de
Intag, provincia de Imbabura hablan
por sí solos. Explota más de 900.000
toneladas de caliza anualmente.
La
auditoría señaló la existencia de
varios pasivos ambientales que
afectan a la biodiversidad, al agua
y al paisaje. Recordemos que la
caliza es la principal materia prima
para producir cemento. El trasiego
de la piedra caliza (botadura de la
caliza por la ladera hacia el río El
Quinde), la ubicación de su
escombrera de estériles, la cual se
ubica demasiado cerca a una
quebrada, representan un alto riesgo
de deslave.
El
pasivo ambiental más nocivo es la
destrozada ladera que se ha
utilizado durante décadas para
lanzar las piedras cuesta abajo con
la finalidad de ahorrarse dinero.
Esto presenta un alto riesgo para la
seguridad personal, según la
auditoría, pero se sigue realizando.
La acción para corregir la situación
sugerida por los autores de la
auditoría ambiental le costará cerca
de 10 millones de dólares a la
empresa, y consiste en construir un
túnel vertical, o chimenea, para
dejar de utilizar la ladera. La
construcción de la chimenea debió
iniciarse el primer trimestre del
2011.
El
tercer pasivo ambiental detectado
fue la presencia de maquinaria
abandonada al lado del río Quinde,
que ha sido, y sigue siendo, una
fuente de contaminación. Igualmente
se encontró preocupantes niveles de
contaminación de fenol río aguas
abajo de las operaciones
provenientes de combustibles y/o
grasas y aceites. El fenol proviene
de hidrocarburos y aceites, y es un
tóxico muy peligroso para la salud.
Además de la gravísima
contaminación, los auditores
encontraron que la empresa incumple
varias leyes al no contar con una
bitácora conteniendo la generación
de sustancias peligrosas, ni que ha
cumplido con la declaratoria anual
de sus residuos tóxicos peligrosos.[3]
Aparte
de esta preocupante contaminación,
la auditoría encontró contaminación
del río derivados de la presencia de
bloques de caliza, problema
agudizado en épocas de lluvia por la
escorrentía de este material hacia
los ríos y quebradas. La auditoría
dispone que la empresa sustraiga los
bloques de caliza del río lo antes
posible.
El
constante tráfico del acarreo del
material de la mina en Selva Alegre
hacia la planta de producción en
Perugachi por las 90 volquetas que
la transporta, contamina el aire que
respiran los niños de las escuelas
de Quinde-Km 12, y los habitantes de
la comunidad. La inhalación
permanente de polvo, puede producir
silicosis y otras enfermedades de
las vías respiratorias, de modo
especial en la población juvenil.
Los
auditores ambientales recomendaron
que la empresa reemplace las puertas
y ventanas de la escuelita para
evitar el ingreso del polvo a la
escuela y los impactos a la salud de
los estudiantes y docentes que dicha
contaminación conlleva. Igualmente
debió pavimentar los tramos en
frente de la comunidad y escuela.
Según los auditores, se debió
completar estas acciones hasta junio
del 2011.
Una
nota curiosa al respecto: la empresa
tomó muestras de contaminación del
aire en noviembre, época de lluvias
cuando sabía que existiría menos
posibilidad de detectar
contaminación de polvo. La empresa
debió hacerlo en agosto, según la
auditoría, cuando el polvo sí es un
problema.
La
auditoría también encontró
inadmisible contaminación sonora en
la escuela Quinde-Km 12 por el
transporte del material a la planta
de cemento, por lo que por ese
motivo también sugirió cambiar las
ventanas de la escuela para
disminuir la contaminación, y
construir barreras vivas en frente
de éstos sitios expuestos a un ruido
casi permanente.
La
auditoría ambiental también detectó
que la Lafarge utiliza libremente el
recurso agua para sus operaciones en
Intag sin contar con el permiso de
la Secretaría Nacional del Agua. Lo
que implica irrespeto a las leyes
nacionales, y que no ha pagado al
Estado ecuatoriano durante más de
tres décadas de operaciones por el
recurso.
La
empresa dice contar con un ambicioso
programa de reforestación. La
realidad es un poco diferente: Los
auditores encontraron el vivero de
la empresa abandonado, que no
existía lombrices en la cama de
lombrices, y que ni siquiera se
podía constatar cuantos árboles se
habían sembrados, ya que no existía
récord de ello.
Uno
de los impactos más severo ha sido
la devastación de parte del
patrimonio arqueológico del país por
las operaciones mineras. El
arqueólogo encargado de este
estudio, por parte del Instituto
Nacional de Patrimonio Cultural,
reporta que la destrucción en la
mina de Intag ha sido total. Ya no
se puede encontrar vestigio
arqueológico alguno. En una zona en
donde con seguridad debió existir un
importante patrimonio arqueológico.
En los escombros de la mina de
arcilla, ubicada en el sector de
Pastaví (cerca de Otavalo), para
ratificar lo anterior, el arqueólogo
encontró vestigios de lo que se
presume fue una cultura pre hispana,
pero que debido a la destrucción del
sitio, no se puede establecer
características culturales del
sitio. Recomienda que se respete la
ley que protege a la riqueza
cultural del país. Citamos de la
obra: “Por el caso de la
concesión de arcilla de Pastaví,
se determinó la presencia de un
sitio arqueológico que fue
destruido en el proceso de
explotación minera…”En
resumen, la mina de caliza de
Lafarge ha significado: Existencia
de pasivos ambientales,
deforestación, contaminación de ríos
con sustancias peligrosas,
afectaciones a la biodiversidad,
contaminación del aire, impactos
severos paisajísticos, riesgo a la
salud personal, destrucción de
sitios arqueológicos, riesgos de
deslaves, utilización del recurso
agua durante décadas sin
autorización, etc.
La
principal organización que ha
denunciado la contaminación e
impactos ambientales ha sido la
Junta de Propietarios de Perugachi,
la cual durante años ha denunciado
incansablemente a las autoridades
todo tipo de irregularidades,
impactos a la salud de propietarios
que moran cerca de la planta, e
impactos ambientales. La
organización de propietarios ha
protagonizado varias acciones para
hacerse escuchar, incluyendo la toma
de instalaciones de la empresa.[4]
Es
clave señalar que la
irresponsabilidad estatal no termina
con Lafarge. Similares impactos e
irregularidades se han detectado- y
oficialmente comprobados- en la mina
de mármol denominada CECAL, ubicada
en la comunidad de Barcelona,
Parroquia Selva Alegre, donde por
décadas se ha extraído mármol de una
forma ilegal e irresponsable. Los
comuneros de Barcelona han sido los
más afectados y los que más le han
llamado la atención a las
autoridades gubernamentales desde
hace más de un año. Paradójicamente,
las denuncias han tenido el efecto
de que el estado proteja a la ilegal
operación minera, en vez de proteger
a los derechos violados de los seres
humanos de la comunidad, y los
derechos de la naturaleza.
Lo
quizá increíble de este caso en
particular- por lo menos para los
novatos al mundo de estafas mineras
a gran escala- es que la empresa
solo ha pagado, en regalías,
verdaderas migajas. Por ejemplo, en
el 2009, basado en la
venta de 1,1 millones de toneladas
de cemento[5]
y utilidades
de un poco más de 37 millones de
dólares, la empresa
solo pagó el equivalente al 0,6% de
regalías al Estado, o sea $ 242,315[6].
En ese lapso, utilizó
aproximadamente 1,6 millones de
toneladas de piedra caliza[7]
minada de la zona de Intag,
queriendo decir que la empresa y el
gobierno valoran la tonelada de
caliza en $ 0,15 de dólar. ¡Qué
ganga!
Por
último, sorprende que la WWF[8] quiera
ayudar a Lafarge para lavar su
imagen, creando una falsa imagen de
empresa social y ambientalmente
responsable. Para eso sirve el
convenio suscrito por WWF con
Lafarge, una empresa que contamina
el agua y aire, y destruye la
naturaleza, no respeta leyes ni
normas nacionales y peor,
internacionales, a la vez que afecta
la salud de moradores en Intag y
Perugachi.
Hasta
el momento, sin embargo, no se ha
podido obtener copia de la Auditoría
Ambiental de la planta de cemento en
las afueras de Otavalo, donde se
presume se han detectado iguales o
peores impactos. La caliza es el
principal material utilizado en la
elaboración del cemento.
Otras
fuentes consultadas:
- Ing. William
Clavijo. AUDITORIA AMBIENTAL. PLAN
DE ACCIÓN. WCR Consultoría
Ambiental. Septiembre 2010.
- Ing. William
Clavijo. Plan de Manejo Ambiental
Actualizado. Concesión Minera Selva
Alegre, Código 122 Fase Exploración
de Calizas. Septiembre 2010.
- Fernando
Tamayo. Informe Final. PROSPECCIÓN
ARQUEOLÓGICA DE LAS CONCESIONES
MINERAS PASTAVÍ Y SELVA ALEGRE,
PROVINCIA DE IMBABURA. Lafarge
Cementos. Instituto Nacional de
Patrimonio Cultural. 20/12/2010de
ingresos brutos a nivel mundial.
[1] La empresa
Lafarge (francesa) adquirió la
empresa Selva Alegre en diciembre
del 2004. Es la empresa de cementos
más grande del mundo. 70% de sus
ingresos provienen del exterior. En
el 2010 Lafarge generó
$21.000.000.000 [2] http://wn.com/LAFARGE_CEMENTOS
[3] Está
involucrada en contaminación de
mercurio en otra planta de cementos
en los EE.UU. http://en.wikipedia.org/wiki/Lafarge
[6]
En el 2009 la empresa produjo
780 mil toneladas métricas de
cemento; en 2009, vendió 1,1 millón
de toneladas, y para el 2010, 1,6
millones de toneladas métricas. http://www.americaeconomia.com/negocios-industrias/exito-en-concreto-conozca-el-pujante-presente-que-experimentan-las-cementeras-ec
[7] Para la
producción de una tonelada de
cemento se requiere aproximadamente
1,5 toneladas de piedra caliza. http://www.tecnologiaslimpias.org/html/central/369201/369201_ECA.htm
[8] Lafarge mantiene
un convenio con la WWF en cinco
áreas: cambio climático, agua,
biodiversidad, contaminantes
constantes, y construcción
sostenible. La WWF es una de las
organizaciones conservacionistas más
importante del mundo. http://wn.com/LAFARGE_CEMENTOS
Nota
sobre el autor:
Carlos
Zorrilla.
Activista.
Co-fundador de la DECOIN, de la
Asociación de Caficultores de Intag
y de la Red Nacional de Bosques
Privados. Residente de la zona de
Intag desde 1978. Autodidacta en
impactos de la minería a gran
escala.
Coordinación de la
serie Los perversos versos de la
minería: Carlos Zorrilla,
William Sacher, Alberto Acosta.
Responsabilidad de
los textos: cada autor o autora.
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